La Envidia, es un sentimiento que nace de nuestro interior, es decir, yo me entristezco por que a la otro persona le va mejor que a mi en algún aspecto de su vida, al sentir esa frustración, le deseo el mal a esa persona.
Por ejemplo: María se compra un auto nuevo, cuando su vecina lo ve, siente odio, y le desea el mal a María, le desea que al salir de su casa, choque. Eso que desea desde su corazón es una maldición, la esta maldiciendo. Esa maldición llega, y en algo le va a afectara María. Al desearle el mal, le está abriendo la puerta al demonio, y el demonio aprovecha para actuar.
Ahora que pasa con María y esa maldición? Que dice la palabra de Dios al respecto? Vamos a citar Eclesiástico 21, 27:“Cuando el malvado maldice a su enemigo, la maldición recae sobre él”
Si yo estoy en gracia de Dios, con los sacramentos, Dios es mi escudo, y esa maldición NO LLEGA!! Y es mas, rebota y vuelve a la persona que me lo deseó. De ahí vemos la importancia de estar en gracia de Dios, es decir confesados, ya que contamos con la protección de Dios, todopoderoso. No debemos poner nuestra confianza, en amuletos, como la cinta roja en la muñeca, un elefantito con un billete, etc, todos esos objetos, impiden que baje la bendición de Dios sobre nosotros, nuestras familias, trabajos, etc.
Debemos quemar esos objetos que nos alejan de Dios, si quemarlos, son objetos contaminados, ya que nosotros estamos venerando a dioses falsos, abriendo de esta forma las puertas al demonio, que lo único que busca es destruirnos.
Por eso es de vital importancia que cada Mañana nos consagremos a nuestra Madre, invocando su su protección, Ella le aplasta la cabeza a satanás. La oraciones de protección son muy importantes, sobre todo las que invocan la Sangre de Cristo, también debemos orar por nuestros hijos, hermanos, padres para que Dios los proteja de estos males.
A veces no nos damos cuenta, pero en el trabajo, nos envidian, un amigo, y hasta un hermano de sangre, por eso debemos estar protegidos, y con la redes sociales estamos muy expuestos, debemos ser prudentes y no publicar todo, ya que fomentamos la envidia en el otro.
Nosotros, también podemos sentir envidia, lo importante es detectarla y frenar el deseo de maldecir al otro, luego ante el Santísimo debemos entregarle a Jesús ese sentimiento y desear de corazón que ya no este mas ahí, y Jesús que toma lo podrido, lo va a transformar en amor, ya que el amor busca el bien del otro por sobre mi propio bien. Con el tiempo veremos el cambio en nuestro interior, y al presentarse alguna situación donde mi hermano se destaca o es mejor que yo, nos alegraremos de corazón por él.