María Madre de Dios

¿El Catecismo Católico enseña que María es Madre de Dios?

La humanidad de Cristo no tiene más sujeto que la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepción. Por eso el concilio de Efeso proclamó en el año 431 que María llego a ser con toda verdad Madre de Dios mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno: “Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional, unido a la persona del Verbo, de quien se dice que el Verbo nació según la carne (DS 251).

Catecismo Católico 466

Llamada en los evangelios “la Madre de Jesús” (Jn 2,1;  19,25). María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como “la Madre de mi Señor” desde antes del nacimiento de su hijo (Lc 1,43). En efecto aquel que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios.

Catecismo Católico 495.

¿Sabemos por la Biblia que María es Madre de Dios?

La Sagrada Escritura nos dice explícitamente que la Santísima Virgen es verdadera Madre de Jesús. Y nosotros confesamos que Jesús es Dios, luego se sigue lógicamente que María es verdadera Madre de Dios.

“Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo” Mt 1,16

“Este fue el origen de Jesucristo: María su madre, estaba comprometida con José y cuando todavía no habían vivido juntos concibió un hijo por obra del Espíritu Santo” Mt 1, 18

Entre los judíos los desposorios equivalían al matrimonio y los prometidos se llamaban, esposo y esposa.

“Y al entrar en la casa, encontraron al Niño con María, su madre y postrándose, lo adoraron”. Mt 2,11

“Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”. Lc 1,31

“El ángel le respondió: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. Lc 1,35

“….e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó…¿Quien soy yo, para que la madre de mi Señor (de mi Dios) venga a visitarme”? Lc 1, 41,43

La Iglesia primitiva proclamaba la divinidad de Jesús dándole el titulo de “Señor”. Por lo tanto, al darle Isabel, el titulo de “Señor” y lo mismo el ángel al anunciar a los pastores su nacimiento ” les ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador, el Mesías, el Señor” Lc 2,11 están diciendo que ha nacido Dios. Aún más….“los pastores se decían unos a otros: “Vayamos a Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado” Lc 2,15. Los pastores usan la palabra “Señor”para referirse a Dios. Como diciendo: Dios nos anuncia que Dios ha nacido.

“Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre”… Lc 2,34

“Al verlo sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: Hijo mío,¿por qué nos has hecho esto?” Lc 2,48

“Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios” Jn 1,1

“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” Jn 1,14

Claramente se puede ver que las frases” en Dios” se refiere al Padre y la palabra sola, sin artículo: “y la Palabra era Dios” explícitamente proclama la divinidad de la Palabra. La frase “la Palabra se hizo carne” dice que la misma persona que es Dios, sin dejar de serlo, empieza a existir como hombre, y todo esto en el seno virginal de María, por lo que ella se hace Madre de Dios.

“Tres días después se celebraron unas bodas de Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí” Jn2,1

“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás y María Magdalena”. Jn19,25

“Todos ellos….perseveraban en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús…” Hch 1,14

“Pero cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer..” GL4,4

De estas palabras se deduce que el que fue engendrado ab-eterno por el Padre, es el mismo que fue engendrado en el tiempo por la Madre. Pero el que fue engendrado ab-eterno por el Padre es Dios; por lo tanto, también el que ha engendrado en el tiempo por la Madre es Dios, el Verbo.

¿El Magisterio de la Iglesia Católica enseña que María es Madre de Dios?

Si. Así lo definió solemnemente el concilio de Efeso:

“Si alguno no confiesa que Dios es según verdad el Emmanuel, y que por eso la Santa Virgen es Madre de Dios (pues dio a luz carnalmente al Verbo de Dios echo carne), sea anatema (excomulgada)” (Dz 1641)

La Doctrina católica acerca de la maternidad divina de María fue expuesta hermosamente por san Cirilo, obispo de Alejandría , en su dicurso pronunciado en el concilio de Efeso, celebrado en el año 431.

“Me extraña en gran manera que haya alguien que tenga duda de si la Santísima Virgen ha de ser llamada Madre de Dios. En efecto, si nuestro Señor Jesucristo es Dios, ¿por qué razón la Santísima Virgen, que lo dio a luz, no ha de ser llamada Madre de Dios? Esta es la fe que nos transmitieron los discípulos del Señor, aunque no emplearan esta misma expresión. Así nos lo han enseñado también los santos Padres.

Además, la Escritura inspirada por Dios, afirma que el Verbo de Dios se hizo carne, esto es, que se unió a un cuerpo que poseía un alma racional. Por consiguiente, el Verbo de Dios asumió la descendencia de Abraham y fabricándose un cuerpo tomado de mujer, se hizo partícipe de la carne y de la sangre, de manera que ya no es sólo Dios, sino qué, por su unión con nuestra naturaleza, ha de ser considerado también hombre como nosotros.

Ciertamente el Emmanuel consta de estas dos cosas, la divinidad y la humanidad. Sin embargo, es un solo Señor Jesucristo, un solo verdadero Hijo por naturaleza, aunque es Dios y hombre a la vez; no un hombre divinizado, igual a aquellos que por la gracia se hacen partícipes de la naturaleza divina, sino Dios verdadero, que por nuestra salvación se hizo visible en forma humana, como atestigua también Pablo con estas palabras: Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijo por adopción. Así en el orden de la naturaleza, aunque las madres no tengan parte alguna en la creación del alma, no deja de decirse que son madres del hombre en su totalidad, y no solamente lo sean de su cuerpo”

¿Se puede probar por la razón que María es verdadera Madre de Dios?

Si, Para que la mujer pueda llevar con perfecto derecho el título de madre, no es preciso que todos los elementos constitutivos de su hijo procedan de su propia sustancias: alma y cuerpo en unidad de persona. Y precisamente la parte más noble de nuestro ser, el alma, no la recibimos de nuestra madre, sino de Dios, quien la produce inmediatamente por creación. Sin embargo, no decimos la madre de mi cuerpo; sino: mi madre, porque el término de la generación es la persona. Por esto, en el lenguaje humano, las palabras: madre, hijo, se refieren a la persona no a los elementos de que consta.

Según esto, la Virgen María es verdaderamente Madre de Dios por haber comunicado a la Persona divina del Verbo Humano, todo lo que nuestra madre nos comunica a nosotros: un cuerpo humano de la misma sustancia que el suyo.

A veces se cae en el error de confundir el concepto: MADRE DE DIOS, con este otro: Creadora de Dios. La madre no crea nada: solamente forma de su propia sustancia un cuerpo al cual viene a animar un alma. Así, la Virgen María formó un cuerpo animado por un alma que el Hijo de Dios, asumió para sí en el primer instante de su formación sobrenatural. La Virgen María no es madre de la Divinidad, pero sí madre de Dios, en la misma forma en que una madre de un médico no es madre de la medicina, pero sí madre del médico. Tampoco la madre de un sacerdote, es madre del sacerdocio, pero sí madre del sacerdote.

¿Que dijo Martín Lutero acerca de la maternidad de María?

Martín Lutero, el fundador del protestantismo, hizo un hermosísimo elogio de la Virgen María como Madre de Dios, que leemos con gran sorpresa precisamente por se de quien es:

“Por lo cual (el ser Madre de Dios) le fueron dados tan ingentes bienes y tan espléndidos que superan toda comprensión; de aquí dimana todo ese honor y felicidad de que en todo el género humano sea la única persona superior a todos, a quien nadie puede igualarse, por tener en común con el Padre celestial un Hijo tan glorioso. Llamándola, pues, Madre de Dios se abrevia en esta sola expresión todos sus méritos, ya que nadie puede decir de ella o a ella anunciarle cosa más grande, aunque tuvieras tantas lenguas como hierbas y flores la tierra, arenas el mar, estrellas el firmamento”

¿Tomó Jesús en menos la grandeza de su Madre?

No. En el Evangelio leemos:

“Todavía estaba hablando a la multitud cuando su madre y hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: “Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte”. Jesús le respondió:¿Quien es mi madre y quienes mis hermanos? Y señalo con la mano a sus discípulos, agrego:” Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre” Mt 12, 46,50

Jesús habla no solo como hombre particular sino como Mesías y fundador de la nueva familia de los hijos de Dios que venían a establecer en la tierra, el cristianismo. En esta familia ningún derecho da el parentesco natural, sino el parentesco espiritual, que se funda en la fe y amor divinos. Quien hace la voluntad de Dios es el que está verdaderamente unido a Jesús con los lazos de este parentesco; ese es su hermano o hermana, porque por la gracia es hijo adoptivo de su padre celestial; es también madre suya si con su palabra y ejemplo engendra a Jesús en el corazón del prójimo.

La Virgen María es, ante todas las criaturas, la que mejor ha cumplido la voluntad de Dios: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí conforme a tu palabra” Lc 1,38. Ella pues, más que ninguna otra criatura, es hermana y madre de Jesús.

“Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y dijo: Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron! Jesús le respondió: Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican” Lc 11,27-28

Aquella mujer del Evangelio que hizo un elogio tan espontáneo y florido de la Madre de Jesús, llamándola “Bienaventurada” por haber tenido tal hijo, no veía en María mas que este honor natural. Jesús quiere hacerle comprender que dicho honor de nada le servirá a Ella si no hubiera correspondido a la gracia de la divina maternidad: “Bienaventurada la que fue tu madre”, exclama la mujer. “Si, ciertamente (responde Jesús); pero más bienaventurado es quien cumple la palabra de Dios”.

No niega Jesús que su madre fuera dichosa en tenerlo a El por hijo; sólo afirma que son más dichosos los que oyen y practican la palabra divina. Con esto quiso significar que la grandeza de su madre no sólo esta en ser su madre, sino en haber escuchado y obedecido la palabra de Dios, que la llevó a tan excelente grandeza.

María es la mas dichosa de las criaturas, porque es la que mejor ha escuchado y cumplido la palabra de Dios. Por eso su pariente Isabel, inspirada por el Espíritu Santo, hizo de ella este elogio magnifico: “Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor” Lc 1,45

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