¿Como actúa el Demonio?

La acción diabólica sobre las personas reviste tres formas principales:

1 TENTACIÓN         2 OBSESIÓN U OPRESIÓN           3 POSESIÓN

        1 TENTACIÓN

Tenemos dos tipos de tentaciones: las que proceden de nuestro interior, y las tentaciones diabólicas. Tengamos presente que el oficio del demonio es tentar y las razones son la envidia contra el hombre y la soberbia contra Dios (Efesios 6,11-12 y 1 Pedro 5,8).

Dios permite que seamos tentados por nuestros enemigos espirituales para darnos ocasión de mayores merecimientos. Jamás permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas. 1 Cor 10,13.

El diablo tiene su estrategia, está en que nosotros entremos en su plan de seducción y no continuemos en el camino del Señor. Nuestro camino no es fácil ni sencillo; se trata de un ejercicio que dura toda la vida; es permanente.

Lo que es notorio es que si salimos airosos de la prueba, habremos ganado en purificación, en humildad, en otras muchas virtudes: nos iremos pareciendo más a Jesús, nuestro modelo, y estemos seguros de que quien vence es la gracia de Dios en nosotros.

El tentador tiene sus pasos:

Llevarnos a su terreno, trata de que conversemos con él “¿Con que Dios los ha mandado a que no coman de este árbol?”

A este misil podemos responder de dos maneras: o continuamos conversando o nos hacemos los sordos, esto último es lo más sano, porque se corta el diálogo. Al no dialogar con la insinuación, no dialogamos con Satanás y así habremos ganado la batalla. Digo batalla y no guerra por que el Diablo volverá una y otra vez.

Si comenzamos a dialogar con la seducción ocurre lo siguiente, la persona ya perdió el 80% de la batalla, por lo tanto el enemigo le propone directamente el pecado. El Demonio nos presenta la posibilidad o mejor dicho, la certeza de que seremos felices si pecamos, y nos promete que Dios nos perdonará.

A esta altura la persona ya esta turbada y el Demonio sigue ganando terreno. Consentimiento Voluntario: la persona ya perdió la paz interior y presa de nerviosismo y malestar, da el paso definitivo: “y tomo de ese fruto y comió”

A partir de aquí vive la persona la desilusión de haber desobedecido a Dios, y muere a la vida de gracia. Tengamos en cuenta que nuestra vida terrena es una lucha contra Satanás y que siempre triunfará la gracia de Dios en nosotros, si cumplimos lo que el mismo Jesús dijo: “Velad y orad” para no caer en tentación. (Mt 26,41).

Por lo tanto para evitar caer en la tentación, la respuesta la da el mismo Señor: Vigilancia y Oración. No solo vigilancia en huir de las ocasiones próximas y peligrosas que nos llevarían a pecar sino la permanencia en el estado de gracia, a través de la oración. El que ora se salva, el que no ora se condena.

Durante la tentación la conducta adecuada es resistir, directa o indirectamente. Directamente significa pensar en Dios, pidiendo ayuda y haciendo lo contrario que sugiere la tentación e indirectamente poniendo nuestra mente en cosas totalmente diferente a lo que la tentación sugiere.

Si no podemos triunfar inmediatamente, no hay que desanimarse y continuar con este ejercicio mental. Así adquiriremos paciencia y muchas virtudes y como un soldado se ejercita para la batalla, estaremos armados y listos para la lucha, y venceremos en Dios, con su gracia.

2 LA OPRESIÓN U OBSESIÓN DIABÓLICA 

A veces el demonio no se contenta con la simple tentación, especialmente tratándose de almas muy elevadas en el camino espiritual, que saben y pueden, con la gracia de Dios, resistir las tentaciones. En estas personas actúa a través de la opresión u obsesión.

Se trata de opresión cuando el Demonio atormenta al alma desde afuera, tan fuerte que no deja lugar a dudas sobre su acción y su presencia. El afectado conserva la lucidez de su conciencia, asistiendo a estos embates satánicos como espectador y actor al mismo tiempo. La opresión esclaviza el alma, mientras la posesión, el cuerpo.

La opresión podemos dividirla en interna y externa. En la interna, encontramos alteraciones con ideas fijas, especialmente ideas obsesivas de suicidio; inclinación a deseos que deben evitarse y que de realizarlos quitan la paz del alma, como por ejemplo: masturbaciones compulsivas, imágenes vivas incitando y perturbando (casi siempre de índole sexual), blasfemias cuando van a comulgar, desprecio por todo lo sagrado, ideas que siembren la discordia entre las personas, desconfianza, todo lo que quita la paz en las comunidades, familias, etc. Porque precisamente los frutos del Espíritu Santo son gozo y paz, y el demonio trata de perturbar y quitar la paz.

La persona se encuentra sumamente perturbada, como esclavizada, y si bien sabemos que el alma es libre y mantiene su libertad como en la posesión, tiene manifestaciones de odio, ira, desesperación, fruto de las imágenes que la obsesionan y que son repugnantes.

La opresión externa y sensible es más espectacular en su manifestación, pero en realidad es menos peligrosa que la opresión interna. Puede afectar a todos los sentidos corporales; a la vista, con apariciones diabólicas, ya sean hermosas (Satanás se disfraza de ángel de luz); el oído es atormentado con ruidos, obscenidades y blasfemias, el gusto es provocado incitando a la gula o a no comer alimentos. Y también el sentido del tacto, a veces con golpes terribles con los hematomas correspondientes, o con manoseos y toques en las zonas más intimas del cuerpo.

CAUSAS DE LA OPRESIÓN DIABÓLICA

1.LA PERMISION DE DIOS:

Que quiere a través de ella acrisolar el alma y aumentar sus merecimientos. Equivale a la noche pasiva del sentido. Casi todos los santos canonizados lo han experimentado.

2. LA IMPRUDENCIA DEL OPRIMIDO

Esto ocurre porque la persona hizo lo que no debió hacer, provocar o desafiar a Satanás a través de búsquedas personales esotéricas, control metal, parapsicología , tarot, yoga, horóscopo, reiki, etc

Todas estas técnicas abren el Inconsciente Parapsicológico y queda la persona a la merced de las fuerzas del mal. Pero debemos recordar que entran, si Dios así lo permite. Aunque en estos casos es más común la entrada, pues el hombre le abrió la puerta, utilizando mal su libertad.

3. ENFERMEDAD MENTAL

Es el caso menos común pero en pacientes obsesivos, propensos a la duda y a los escrúpulos, en estados crónicos de tristeza, utiliza Satanás ese “punto débil” para oprimirlos. (San Ignacio de Loyola: Ejercicios Espirituales).

También es posible que la OPRESIÓN vaya unida a cierta POSESIÓN. Es muy raro en medicina, que las enfermedades sean puras, generalmente están combinadas. Con las enfermedades del alma (tentación, opresión, posesión) pasa lo mismo. Suelen estar juntas y es difícil discernir hasta que punto se trata de una tentación o de una opresión o hasta que punto la opresión esta combinada con la posesión.

Una vez diagnosticada la OPRESIÓN DIABÓLICA el paciente necesita la ayuda adecuada. Hay que informar a la persona enferma , que Dios se vale del mismo demonio para purificar el alma y explicarle que el mejor modo de ayudarle es precisamente que se abandone a los designios divinos, permaneciendo en una humilde aceptación de todo cuanto disponga y por todo el tiempo que ÉL quiera, pidiéndole tan solo la gracia de no sucumbir a la violencia de las tentaciones y permaneciendo fiel hasta la muerte.

Si Dios está con nosotros,¿Quien estará contra nosotros?

Se debe utilizar medicación específica para aliviar el estado de ánimo depresivo que le produce la situación que está viviendo y encaminarlo a que continúe siempre en camino de Iglesia (recepción de los sacramentos y oración).

Es muy importante la contención de la Iglesia, en estos casos, la comprensión y guía de un director espiritual, es decir que tenga esa persona un punto de referencia en el Cielo (Jesucristo) y en la tierra (Iglesia).

Los casos generalmente son combinados opresión y posesión, los demonios oprimen el alma y también manejan el cuerpo. Por ello la persona afectada convive con demonios que lo instan a las más grotescas aberraciones; y cuando se ora por ellas, pidiendo al Señor que las libere, no pierden la consciencia y ven en el espíritu, desde su alma, que Dios la libera y en ese momento sienten la voz del demonio que insulta , otras veces llora y siempre se burla. Además se produce una manifestación corporal, desde una pseudoconvulsión hasta girar como un trompo, reptar como serpiente, caminar como araña, escorpión con el cuerpo arqueado y la cabeza hacia abajo.

El infectado debe reunir ciertos requisitos para que podamos ayudarlo. La lucha es contra Satanás alojado en un hermano, no es una pelea callejera. Dejemos que sea Cristo quien libere, pero para ello el infectado debe dar un SI absoluto. Seguir los pasos de CONVERSIÓN. Sino el demonio se manifestará y varios pueden salir lastimados.

3 POSESIÓN DIABÓLICA

La posesión es un fenómeno en virtud del cual el demonio invade el cuerpo de una persona y mueve sus órganos en su nombre y a su gusto como si se tratase de su propio cuerpo. Se aloja en el cuerpo de la víctima y obra en ella y la trata como propiedad suya.

La posesión supone dos elementos esenciales: presencia del demonio en el cuerpo de la víctima y su autoritarismo sobre él. Se lo puede comparar con el chofer de un automóvil, dirigiendo el mismo hacia donde le place.

Satanás no tiene acceso al alma espiritual. De ahí que un poseso o un oprimido, tiene plena conciencia de lo que vive.

Dice el N° 1779 del Catecismo de la Iglesia Católica: “En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y evitar el mal…..la conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella”.

Una persona que sufre OPRESIÓN DIABÓLICA tiene plena consciencia de lo que le está ocurriendo, es decir, no pierde la consciencia cuando es atacada por el enemigo. Pero un POSESO, no recuerda lo que hace el Demonio cuando éste se manifiesta. 

Cuando el Demonio entra en el cuerpo de una persona, perturba y trae consecuencias sobre el cuerpo y también sobre el alma de la víctima o infectado. Satanás dentro de la persona, intentará destruir todo lo que tenga a su alcance.

A veces, el infectado tiene consciencia total de lo que le está ocurriendo, otras veces, parcialmente ( son los casos más comunes). Los casos más raros de suceder son aquellos en que el infectado no sabe que tiene al demonio alojado en su cuerpo.

Como dijimos se dan ambos fenómenos juntos, POSESION y OPRESIÓN, se produce una verdadera convivencia infernal, en donde el infectado comparte desde el desayuno hasta la intimidad conyugal con Satanás, vive en el infierno ya aquí en la tierra.

El único Abogado que puede desalojar a estos invasores es JESÚS. Esto es tan claro y fundamental, que desconocerlo es un error grave. Pero Jesús los echará siempre y cuando el dueño de casa tenga un absoluto conocimiento de que él LO PUEDE HACER.

Para ello el infectado, al dar el SI definitivo a Jesús, debe comenzar con un camino de conversión profunda, de aumento de fe en el Señor y de entrega cada vez mayor. Llegará entonces un momento (siempre llega) en que los demonios se debilitarán porque el infectado vive en gracia de Dios y por su SI definitivo a Jesús, ÉL los desaloja.

LO QUE MÁS DEBILITA AL DEMONIO ES LA FIDELIDAD DEL INFECTADO A JESÚS, A MARÍA Y A LA IGLESIA.

Por lo tanto en este camino de conversión es importante:

  1. CONFESIÓN: porque toda entrada del demonio se debe s que se cometen pecados contra la Fe.
  2. MISA DIARIA: que siempre se dará en medio de una lucha muy grande, pues el infectado padecerá blasfemias, el Demonio hará todo lo posible para que no comulgue.
  3. AYUNO Y ORACIÓN
  4. SACRAMENTALES: Agua y sal bendita.

Todo esto debe hacerse dentro de la Iglesia, fuera de ella es peligroso. Muchos posesos buscan soluciones en parapsicólogos y van por el camino equivocado, ya lo dijo Jesús, pues Satanás no puede expulsar a Satanás.

Tengamos siempre presente que la liberación es un camino de conversión y que consiste en acercar al infectado a Cristo y a su Iglesia.

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