Santa Gianna Beretta Molla: intercesora por los matrimonios que no pueden tener hijos

Gianna nació en Magenta el 4 de Octubre de 1922, la décima de trece hijos. Su padre fue Alberto y su madre María de Micheli. Para una pareja que vivía con espiritualidad franciscana, nada más hermoso podría haber sucedido en la fiesta de San Francisco.

Ambos padres asistían a Misa diaria acompañados por sus hijos. Por las noches no faltaba nunca el rezo del Santo Rosario. Gianna aprendió mucho del estilo de vida de sus padres, de su ejemplo y de su educación. Ella aprendió de ellos un sentido de sacrificio basado en el amor.

Gianna por algunos años pensó en consagrarse como misionera laica ayudando a su hermano capuchino en una de las zonas más pobres de Brasil. Ella heredó de su padre un corazón bondadoso y una sensibilidad para los más pobres. De su madre aprendió a combinar una gran humildad con una fuerte energía de carácter.

Además Dios le había dado una particular belleza en su mirada dulce y profunda que mostraba un espíritu gentil, un alma pura y de corazón generoso, receptivo a todo lo que era bueno.

 A los 15 años la muerte de su hermana Amalia, la golpeo muy fuerte, ella la amaba mucho. Un tiempo después ella asistió a un curso de Ejercicios Espirituales con mucha devoción; escribió un diario en este retiro. En el diario encontramos la siguiente oración:

“YO TE PROMETO JESUS, ACEPTAR TODO LO QUE TU PERMITAS QUE ME SUCEDA. HAZME CONOCER TU VOLUNTAD”

Gianna era también artista, era pintora talentosa, y hacia vibrar el piano cuando lo tocaba.

Cuando la familia Beretta se mudó a Génova-Quinto, el sacerdote de la parroquia propuso que la madre de Gianna fuera Presidenta de la Acción Católica de Mujeres. Siguiendo el ejemplo de su madre, Gianna también se unió a la Acción Católica y aceptó ser delegada.

Gianna decía: “No tengan miedo de defender el honor de Dios, defender la Iglesia, el Papa, los sacerdotes. Este es el momento de actuar. No podemos permanecer indiferentes ante la campaña del enemigo contra la religión”. Nosotras las de Acción Católica debemos ser las primeras en defender los cimientos sanos y la sagrada tradición cristiana de nuestra patria.

Dedicada a la acción, en esos años, visitó enfermos, pobres, personas abandonadas, limpiando casas, llevando medicinas.

En 1950 cuando Santa María Goretti fue canonizada, Gianna aprovechó para enseñar: “María Goretti nos enseña que vale la pena vivir por ideales y para esto es necesario estar dispuestas hasta morir como lo hizo la nueva Santa. Para conservar la pureza hay que tener el sello del sacrificio. La pureza necesita mucho esfuerzo. La pureza se hace belleza y luego fuerza y libertad. Quien es capaz de luchar y estar firme, es libre.”

En su vida diaria ella llevaba a cabo el lema que había aprendido desde niña: ORACION, ACCION Y SACRIFICIO.

ORACION: vida de unión con Dios, vivir para Dios, oración constante, oración personal y comunitaria, visitas al Santísimo Sacramento, rezo del Rosario, Confesión frecuente, comunión diaria.

ACCION: completa dedicación a otros, especialmente para la salvación de aquellos que se han alejado de la Iglesia. Todo debe ser hecho para el Reino de Dios “porque Jesús debe reinar”

SACRIFICIO: en definitiva el rezo y la acción no es para recibir alabanza sino para que uno se ocupe, como lo hizo Jesús, dándose uno totalmente para otros a costa de sufrimientos y renuncias.

En 1942, cuando Gianna tenía 20 años, murió su querida mamá, a la edad de 55 años. Y dentro de los cuatro meses y medio después, murió su querido papá. Entonces los hermanos Beretta, decidieron regresar a su pueblo natal de Magenta.

Ese mismo año Gianna decidió ser médico, para ofrecer un servicio calificado a la humanidad sufriente. Parecía que ella tomaba parte de una clase de “vocación familiar”, ya que sus otros hermanos y hermanas habían elegido ser médicos, sacerdotes o monjas.

Gianna insiste: “Jesús dice: quien visita a los enfermos me ayuda a mí. Como el sacerdote puede tocar a Jesús así nosotros los médicos tocamos a Jesús en el cuerpo de nuestros enfermos. Cuando ustedes han finalizado su profesión terrena, si esto lo han hecho bien, ustedes disfrutaran de la vida divina, porque yo estaba enfermo y tú me curaste”

Gianna continuó sus estudios en la Universidad de Milán, especializándose en pediatría. Esto fue quizá por su instinto maternal y su innata vocación de cuidar de la vida recién nacida.

ELECCION DE LA CONDICION DE CASADA 

Gianna, pasó algunos años con la incertidumbre de la elección de su estado de vida. Ella interiorizaba su deseo: oraba a menudo, pedía a otros que oraran por ella y repetidamente pedía consejo….. sufría mucho porque ella estaba realmente convencida de que su vocación era ser misionera laica.

Su discernimiento le causaba gran inquietud interior, no a nivel de fe , pero si para planear su vida. Parecía que Dios desordenaba y confundía sus planes, sus sueños. Ella se sentía llamada por Dios, pero en el mismísimo momento de responder, parecía que El la prevenía de hacerlo. Una forma extraña de comportarse para El que traza “caminos tan diferentes de los nuestros”¿ Seria quizá una forma de conducirla a un camino mas alto?

En sus escritos Gianna señaló tres modos de conocer la vocación de uno:

  1. Pedirle a Dios en oración
  2. Preguntarle al director espiritual
  3. Preguntárselo a uno mismo, conociendo las inclinaciones propias de uno.

Después de hacer esto, ella comprendió que Dios quería que formara una familia, y dirigió sus pensamientos al matrimonio, segura de que esto era la voluntad de Dios para ella.

Gianna dice que: “una vocación es un regalo de Dios y por lo tanto viene de Dios. Entonces si es un regalo de Dios debemos nosotros hacer todo lo que está en nuestro poder para conocer la voluntad de Dios. Debemos ir por ese camino, si Dios lo dispone, sin forzar la puerta, cuando Dios lo dispone, como Dios lo dispone.

Todos los caminos del Señor son hermosos porque su fin es uno y el mismo: salvar nuestra propia alma y tener éxito dirigiendo a muchas otras almas al cielo, a dar gloria a Dios.

Al buscar la tela del vestido de bodas le dijo a su hermana:” Quiero escoger una tela muy hermosa, porque más tarde quiero hacer una casulla con ella, para la primera Misa de cualquiera de mis hijos que pueda ser sacerdote”

El sabado 24 de septiembre de 1955, Gianna contrajo matrimonio y fue bendecida su boda por su hermano, el Padre Giuseppe, pronunciando su “si” nupcial el cual la unió para siempre a Pietro Molla.

Gianna tenía 33 años. Había encontrado su territorio de misión como esposa y madre de familia cristiana y se embarcó en esta nueva aventura con todo su acostumbrado entusiasmo y alegría de vivir, soñando con la numerosa y santa familia, que esperaba que Dios le mandara.

Catorce meses después del matrimonio llegó su primer hijo, Pierluigi, luego vino Mariolina, y luego Laura María, en menos de 4 años de casada ella tuvo tres hijos y los tres con embarazos difíciles. Cada embarazo casi le costó la vida y como doctora estaba muy bien enterada de los peligros. Cada embarazo casi le costó la vida y como doctora estaba muy bien enterada de los peligros.

Años más tarde su esposo Pietro escribió: “En cada embarazo, cuanta oración, cuanta confianza en la providencia, cuanta fortaleza y sufrimiento ¡Que himno de acción de gracias elevaste al Señor en cada nacimiento! Para cada uno de nuestros hijos, tú desataste que, en cuanto la ceremonia del bautismo terminara, cada uno de nuestros hijos fuera consagrado y confiado a la protección especial de Nuestra Señora del Buen Consejo”.

Gianna y Pietro ya tenían 3 niños, pero estaban ansiosos por tener otro más. Para su gran dolor Gianna tuvo dos perdidas, la pareja redoblo sus oraciones.

En el otoño de 1961, Gianna se dio cuenta que estaba embarazada otra vez, algunas dificultades acompañaron esta alegre noticia. Se descubrió que un doloroso quiste estaba causando problemas en el ovario.

La primera propuesta del médico fue:” Gianna, si quieres que te salvemos la vida, tienes que abortar”, Ella valerosamente le contesto: “Doctor esa propuesta no se le hace a una madre”

Como era médica, ella sabía muy bien, que la única esperanza de salvarle la vida era remover el útero, causando la muerte de su hijo sin nacer. La otra opción era dejar que continuara el embarazo poniendo en peligro la vida de ambos, pero dejando alguna esperanza para el niño.

En el comienzo del cuarto mes, debido a un gran crecimiento del útero, se vio obligada a una intervención quirúrgica. La cirugía parecía ir bien, Gianna se alegró de que su bebé estaba a salvo, pasaron los meses, todo iba bien. Se levantaron los ánimos de Gianna. Quizá el Señor escucharía sus oraciones y la libraría por el bien de su esposo y de sus hijos.

El sábado santo por la mañana la gran alegría y el regalo divino de la niña: Gianna Emanuela. Después de alguna horas comenzó el sufrimiento de Gianna. El dolor era intolerable, y la hizo invocar varias veces a su madre, quien ya estaba en el Cielo. Gianna sabía que se estaba muriendo y sentía la dolorosa angustia de dejar a sus hijos.

Al sufrir en el lecho de muerte Gianna repetía:” JESUS TE AMA”. Despúes de algunas horas de haber traído a su hija al mundo, Gianna muere, el 28 de abril de 1962.

GIANNA BERETTA MOLLA fue beatificada el 24 de abril de 1994 por el Papa Juan Pablo II y canonizada el 16 de mayo de 2004.

Santa Gianna está siendo conocida en el mundo por su intercesión especial por los matrimonos que no pueden tener hijos, ya que ella perdió la vida, dando vida. Ahora intercede en el cielo por los matrimonios que no pueden dar vida.

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